Campeones del mundo por selecciones nacionales 2008
El año pasado celebramos el 10 aniversario del campeonato del mundo de hockey subacuático, fue una aventura única, de la que volvimos con extraordinarios recuerdos.
Como todas las aventuras, ésta tuvo un inicio, fue en el año 2001, la federación madrileña de actividades subacuáticas nos invito a participar en el campeonato de España de hockey subacuático por comunidades autónomas, los profesores de Brains, Serafin, su hermano Ismael, los profesores Jorge Salazar, el fisioterapeuta de la escuela, algunos amigos y yo mismo, nos juntamos para hacer el primer equipo de Madrid que participaba en este difícil deporte.
Nuestros conocimientos del hockey subacuático, eran nulos, no sabíamos como se jugaba, ni qué material se necesitaba, en el 2000, los móviles no tenían internet…
Nos construimos unos sticks con aglomerado, nos pusimos unos guantes de fregar, cogimos de la escuela las aletas cortas de natación y con máscaras de buceo y nuestras tubas fuimos a Vitoria a ganar el campeonato de España por autonomías.
El fin de semana resultó extenuante, viajamos en coche, dormimos en un albergue, estuvimos intentando jugar a un deporte de apnea sin tener ni idea, nuestros sticks se rompían, nuestras aletas cortas no daban velocidad, los contrarios nos arrasaban, 20-0,40-0, 26-0…pero en el último partido, sin saber como, conseguimos marcar un gooooooooollllll, fue increíble, jamás olvidare ese gol, ese momento, todos abrazados, riendo, llenos de alegría, el partido lo perdimos 31-1, pero para nosotros habíamos hecho un increíble campeonato.
En le regreso en la furgoneta, todos contábamos las nuevas agujetas y dolores que nos habían surgido, todos éramos deportistas entrenados perfectamente, no entendíamos como nos dolía todo, pero el fin de semana nos traía felices a casa, durante el trayecto, nos conjuramos, en el próximo campeonato meteríamos más goles, ja, ja, ja….
Así empezamos a entrenar, ese mismo equipo quedó años después campeón de España por autonomías en esa misma piscina.
Y comenzó el desarrollo de los peques, con chavales entre 13 y 15 años montamos equipos de chicos y chicas, los entrenamos, los llevamos al mundial de Sheffield 2005, un mundial que subvencionó en su totalidad el colegio Brains. Ibamos como selección española, puesto que los mejores junior del país ya salían de la piscina de Brains, en este campeonato sólo conseguimos ganar a EEUU y quedar 8º del mundo ( de 9 equipos), pero había que seguir aprendiendo.
Este mismo equipo, después de 3 años de duro entrenamiento, stage por Europa, campeonatos de liga y España, fue el que el abril del año 2008 llegó a Durban (Sudáfrica).
Que los españoles fuesen a Sudáfrica con 2 selecciones nacionales a jugar un campeonato de un deporte anglosajón fue un acontecimiento social.
Todos los equipos nos miraban con curiosidad, si en Sheffield nos habían arrasado, como nos iban a respetar entonces; pero, empezó el rown robin, son partidos de todos contra todos para fijar las posiciones del campeonato, en esta fase, perdimos con Sudáfrica (los anfitriones), empatamos con Colombia y perdimos con Nueva Zelanda (campeones del mundo todos los años, allí es deporte escolar), así que empezamos la fases eliminatorias sin ganarnos el respeto de nadie, ese fue su error.
Comenzaron los temibles cruces, si pierdes un partido, ya no puedes optar a ganar el campeonato.
En octavos nos tocó Canadá y ganamos, en cuartos nos toco con Colombia y ganamos de un gol, parecía un milagro, estábamos en semifinales del campeonato del mundo, semifinales.
Nos enfrentábamos en casa con los anfitriones, ya nos habían ganado, sus jugadores eran enormes, no había un equipo más físico en todo el mundial, comenzaron marcando un gol y eso podía destrozarnos, pero este era nuestro mundial. Estábamos listos para cualquier situación, éramos como espartanos, dentro de la cancha habíamos trabajado todas las opciones, veíamos y volvíamos a ver todos los partidos grabados, estudiábamos a todos los rivales, para eso nos llevamos las 2 cámaras subacuáticas, para eso nos congelábamos debajo del agua grabando todos los partidos (los mundiales se juegan a 25 grados de temperatura del agua).
Fue nuestro momento, conseguimos remontar y ganar 3-1, estábamos en la final.
Después de ganar las semis, cantamos el tallarín, era la canción que eligieron los chicos cuando tenían 13 años, “un tallarín y otro tallarín, que se mueve…”, que gran momento.
En el vestuario, se acabó la alegría, al día siguiente jugábamos la final del campeonato del mundo contra Nueva Zelanda, los precursores de este deporte, los que nunca habían perdido un partido, menos aun un campeonato, deporte escolar, ligas por regiones, jugadores profesionales, tienen 6 meses de draff para elegir a los jugadores que forman la selección, son los más duros, los más técnicos, los mejor preparados…
Como siempre antes de acostarnos vimos los videos de Nueva Zelanda, eran tan rápidos, tan elegantes, tan buenos, no creo que nadie durmiera mucho esa noche.
Y llegó nuestra final
Hicimos las mismas rutinas de siempre, íbamos en coche desde el hotel, cada entrenador llevaba un coche lleno de chavales, poníamos música a todo trapo y así cantábamos para quitarnos los nervios y no seguir obsesionados con el partido.
Al llegar al aparcamiento del estadio (por que era un supercomplejo, no una piscinita), apagábamos la música, nos juntábamos en la puerta y entrábamos en silencio a la instalación. El capitán (Álvaro Egaña) el primero llevando a su equipo, el Vicecapitán (Carlos Pascual) el último cerrando el grupo, los entrenadores Jorge Salazar y Fernando Álvarez detrás, tan silenciosos como el resto, en fila…
Al salir del vestuario igual, con la misma fila, al entrar al estadio se jugaba la final femenina, así que nosotros nos subimos al mismo sitio que elegíamos todos los días, lejos del resto de equipos, en donde pudiéramos hablar y estar concentrados.
Como siempre, colocamos el material en orden, todos en frente de su bolsa, con todo el material listo y los repuestos también, por si algo fallaba.
Recuerdo que los chicos estaban reventados, llevaban 12 días fuera de casa, sin padres, alimentándose solos, no teníamos comedores, ellos cocinaban todos los días pasta, todos los días patatas cocidas a mediodía…nosotros no estábamos en residencias, alquilamos unos apartamentos.
Compre un lilimento de árnica en un puesto de un mercadillo y les di un masaje en las piernas, mientras les hablaba a cada uno de ellos, hacíamos como un conjuro mágico, decíamos piernas fuertes, para empujar a los rivales, piernas rápidas para escaparnos de ellos, piernas flexibles para escurrirnos entre ellos, piernas destructoras para conseguir los goles…, a veces era en antebrazos y muñecas, un mundial al 100%, tantos días es muy, muy duro y a esta final llegamos entre algodones.
Entonces entró el equipo de Nueva Zelanda, impecable: ¡que chándal!, ¡qué mochilas!, ¡qué polos!, ¡qué aletas!, ¡qué pasada!, la equipación de los entrenadores diferente y elegante, todo era espectacular.
El partido fue increíble, nada mas comenzar, marcamos un gol nosotros , nos mirábamos como si hubiese ocurrido un milagro, no nos lo podíamos creer, pero el sueño duro muy poco, casi en la siguiente jugada nos empataron, desde luego no iba a ser fácil ganar a “los inmaculados” pero las grandes historias a veces tienen final feliz y esta es la mas grande jamás contada, siiiiiiiiii, ganamos el partido 1-3, nunca los había ganado nadie, pero ese era nuestro momento y ganamos y lloramos y cantamos el tallarín y fuimos campeones del mundo y tenemos la copa con nuestros nombres grabados en las vitrinas de nuestra piscina, no se la entregamos a la federación, y nadie se lo podía creer.
En la cena de gala de después del campeonato, en donde todos los equipos nos reuníamos, el entrenador de Nueva Zelanda me regaló su gorra, me dijo que nadie le había ganado en encuentro internacional y que ahora esa gorra me pertenecía, ¡qué gran momento!
Mi mejor recuerdo es verlos entonces y verlos ahora, son campeones del mundo, pocos pueden decirlo, los mejores del mundo y nacieron en nuestra escuela y entrenaron tanto y tanto y tanto…
Durante meses nos hicieron entrevistas en radio, salimos en la tele, tuvimos nuestro gran momento de gloria.
Este verano
Este verano, en Castellón, 11 años después 8 de aquellos campeones jugarán el campeonato de Europa, yo sigo viéndoles a menudo, chicos de nuestra escuela, héroes de por vida para mí.
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Fernando Álvarez
Director de la escuela de natación Brains
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